martes, 27 de noviembre de 2007

¿Por qué el agua del mar es salada?

Vaya tontería de pregunta. Todos vosotros podeis dar argumentos para responderla, desde los más técnicos sobre la composición del suelo marino hasta la coña de la ballena (buscar la pregunta en google). Vivimos en un mundo de hechos científicos, hemos dado geología y tenemos un grifo que nos proporciona agua dulce a placer.

Pero no siempre fue así. Lo que hizo que mucha gente se plantease cosas que ahora nos parecen triviales.


Remontaros a hace unos milenios. El sol gira alrededor de la tierra, el viento sopla porque el dios o espíritu correspondiente así lo quiere y todos los asentamientos humanos se instalan cerca de fuentes de agua dulce. Porque es indispensable para la vida humana, desde su consumo a la higiene, pasando por los cultivos. Tan vital y tan escasa. Y sin embargo la inmensidad del oceano, salado, no sirve para estas funciones.

No es de extrañar que los filósofos y pensadores de épocas pasadas llenaran libros y libros teorizando sobre dicha pregunta. Se dieron cientos de explicaciones, desde leyendas sobre ollas de sal sin fondo a castigos divinos. Y aunque algunas de ellas son magníficas por sí mismas, hoy nos vamos a quedar con la respuesta que se acepto por válida hasta la creación de la geología marina, es decir, hace bien poco.

La respuesta es otra pregunta: ¿has hecho la pregunta correcta?

Desde el conocimiento antiguo ¿Por qué el agua del mar es salada? es una pregunta que estaba mal planteada. El agua del mar es salada porque sí. Es su estado natural. En la tierra el agua es salada. Y punto. La pregunta correcta es: ¿Por qué el agua de los rios es dulce?. Por que el dios sol, que cuida de sus criaturas, arranca el agua del dios de los mares, y tras formar nubes que vuelen hasta sus dominios para ser bendecidas, es entregada en forma de lluvia, nieve o granizo, ya sea directamente sobre la tierra o acumulandose en ríos y lagos. Este hecho ya era sabido de antaño, sin embargo pasaron siglos hasta que alguien se dió cuenta de que el problema estaba mal enfocado.

Moraleja: no hay respuestas imposibles, sino preguntas mal planteadas. Es increíble la cantidad de tiempo que podemos pasar comiendonos la cabeza por algo que está mal planteado. Cuando no encontremos respuestas a nuestras preguntas, preguntemonos si realmente tienen respuesta o estamos buscando la salinidad del mar en vez de la dulzura de los ríos.

P.S: a la pregunta mal planteada se le añaden otros dos factores:

-No tiene sentido preguntar a la luna, pues por muy bonita que sea nunca nos va a responder. Hay que plantearse a quién hacemos nuestras preguntas, y tener en cuenta que nosotros mismos no siempre somos los más indicados para resolverlas.

-En esas épocas también se preguntaban si era posible llegar hasta la luna. Nosotros sabemos que sí es posible. Porque a diferencia de a la luna, se puede preguntar al tiempo, ya que este a veces sí llega a responder nuestras preguntas, siendo en ocasiones el único capaz de hacerlo.

-Como dice el refrán: "Habrá agua, si dios quiere". Esta bien replantearse las cosas, querer asegurarse, conocer y saber. Pero que no podamos encontrar la respuesta a algo no quiere decir que tengamos que quedarnos parados preocupandonos indefinidamente. La vida sigue. Después de reflexionar, ¡actua, coño!



5 comentarios:

María dijo...

:)

María dijo...

telita con la ballena azul..

Anónimo dijo...

Y lo mismo los animales marinos se preguntan...¿Por qué el agua de los ríos es dulce?

María dijo...

Moisés!! Que me ha dicho Lucía que la entrada seguía, y yo no me había dado cuenta. Me ha encantado!! :)

Moisés dijo...

:)
Jo, pensaba que el sistema de ampliar entradas se veía claro, pero ahora no estoy seguro.
De todos modos al pararme a comprobar la entrada me he dado cuenta de que se me había olvidado poner algo. Si es que cualquiera puede despistarse.

Gracias por comentar!